Queridos,
Yo no me quejo, aunque me siento decepcionado. Italia me ha decepcionado. Y el vuelo. Y los resultados de todo el día husmeando. Especialmente me ha decepcionado Manuel.
A pesar de haber
probado algunos platos más o menos sabrosos, al ver la cuenta pensaba que me
iba a desmayar. Italia es todo lo contrario de lo que está escrito en las guías
y de lo que os muestran los influencers. No vale la pena moverse de casa si no
estás cargado de billetes. Yo no soy tacaño y, otra vez, no me quejo, pero madre
mía Rosalía, o pasaré los siguientes 3 días en ayunas o volveré a casa con las
manos y los bolsillos vacíos. Me voy a apretar el cinturón y a ver si
sobreviviré.
Es que desde aquel entonces, es decir desde aquel almuerzo costoso, las cosas me han ido de mal al peor. Se me antoja una copita de guappa. No creo que me salve el alcohol, pero estoy agotado. Sin nadie quien me ayude. Esperaba que Manuel, con quien trabajé por muchos años, podría darme la mano, pero no… Mientras paseaba por las calles del primer pueblito, uno que me había parecido perfecto para empezar mi propia investigación, de repente le vi tomando un spritz, junto con su amiguito italiano, en un callejón –hay que decirlo– muy encantador. Al verme enseguida clavó la mirada en el suelo. Ni siquiera quería hablar conmigo, ya no digamos ayudarme. Un minuto después, mientras su amigo empezó a amenazarme como si fuera un criminal, Manuel se alejó de la mesa para hacer una llamada, así que me vi obligado a dejarles en paz.
!!!Quisiera aprovechar esta oportunidad para recordaros que todavía no hemos empleado a nadie para su puesto!!!
Bueno, con o sin
Manuel, me da lo mismo. No puedo quedarme en el hotel cruzado de brazos solo
por estar solo fuera de mi país. O solo y además fuera de mi país.
Mañana comprobaré
unos locales con gatos. Deseadme suerte y unos precios razonables.
E-Stefan
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